martes, 23 de junio de 2009

Problemas técnicos



No me gusta visitar al Doctor. No por las inyecciones, ni las medicinas de nombres amenazantes, menos por las muestras de sangre y los sermones sobre los lípidos en mi cuerpo son casi de ley. Lo que no me gusta es ese sentimiento que te da cuando ya casi es tu turno:

Sabes que ya no te puedes rajar, pero no quieres entrar y ya es muy tarde para cualquier cosa. Entonces solo te sientas y te preocupas. Tal vez lees una Tú (la revista) y te mensajeas con un amigo que nunca vez y jamás vas a ver porque siempre se cruza algo.

Menciono esto porque es de suma importancia saber que de cuando en cuando, la vida se puede sentir como una sala de espera del Doctor.

Yo lo llamo “el efecto flan”, tú sabes, ni gelatina, ni natilla. Solo “flan”. Todos hemos sufrido el efecto flan – levántate, ve a trabajar, come, navega, duerme, lava, exprime, repite – es frustrante si, y mientras más piensas en el, más dura.

Eeeeh, no hay nada bueno en la tele.

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