martes, 23 de junio de 2009

Problemas técnicos



No me gusta visitar al Doctor. No por las inyecciones, ni las medicinas de nombres amenazantes, menos por las muestras de sangre y los sermones sobre los lípidos en mi cuerpo son casi de ley. Lo que no me gusta es ese sentimiento que te da cuando ya casi es tu turno:

Sabes que ya no te puedes rajar, pero no quieres entrar y ya es muy tarde para cualquier cosa. Entonces solo te sientas y te preocupas. Tal vez lees una Tú (la revista) y te mensajeas con un amigo que nunca vez y jamás vas a ver porque siempre se cruza algo.

Menciono esto porque es de suma importancia saber que de cuando en cuando, la vida se puede sentir como una sala de espera del Doctor.

Yo lo llamo “el efecto flan”, tú sabes, ni gelatina, ni natilla. Solo “flan”. Todos hemos sufrido el efecto flan – levántate, ve a trabajar, come, navega, duerme, lava, exprime, repite – es frustrante si, y mientras más piensas en el, más dura.

Eeeeh, no hay nada bueno en la tele.

martes, 16 de junio de 2009

Vogonia

Se había vuelto parte del escenario. Café como las paredes, café como las sillas que lo rodeaban, café como el piso, café como el techo falso y sus antaño blancos paneles de luz que ahora por un caprichoso efecto de la mugre despedían un brillo que solo acentuaba lo ridículamente café de la situación. Así de café ya era él.

Nadie se preguntó quién era, un día se sentó a esperar y esperar fue lo que hizo. Transcurrió el día como suele hacerlo y el lugar se empezó a vaciar, nadie lo movió, nadie le cuestiono su razón de estar sentado allí “Las cosas no se hacen solo porque si”, tarde o temprano cumpliría su objetivo y se largaría al lugar de donde vino. La oficina se empezó a vaciar y él seguía allí; las luces se apagaron y todo mundo se fue a su casa.

Y el muy café ni jota dijo.
 
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