jueves, 23 de septiembre de 2010

Una disculpa...


A mis 2 (dos) nuevos seguidores por no darles nuevo contenido. Esa es una razón por la cual la red electrónica no me deja de fascinar; si me los encontrara en los yermos abandonados de lo que alguna vez fue la ciudad de Toluca, no dudaría dos veces en arrancarles la yugular para aseverar mi posición como depredador dominante ¿Pero aquí? Aquí siento que les debo una explicación:


Poco a poco, desde ese fatídico post en el que decidí escribir sobre mi malsana fijación con las arañas, este lugar se ha vuelto una especie de receptáculo para mis flatulencias mentales (sinapsis mal logradas, si usted desea). No tengo temática, ni horarios fijos; tampoco soy muy constante (o consistente). A veces he considerado borrar este blog o reconstruirlo desde cero, pero me gusta que exista un registro público de mi paso por la tierra.


Además, estoy seguro de que en el futuro no muy lejano me será muy útil, legalmente hablando, tener solida evidencia de mi descenso a las cavernas de la demencia.


Para no hacerles el cuento más largo, no soy un poeta, no soy un crítico, no soy un filósofo, ni tampoco soy un diseñador; pero tengo conexión a internet y me voy a quedar.

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